miércoles, 21 de marzo de 2018

La filosofía de la libertad


La evolución espiritual no se manifiesta por la posibilidad de almacenar conocimientos, sino por la capacidad de corregir los propios errores.
Rudolf Steiner

El próximo martes 27 de febrero, se cumplen 157 años del natalicio de una de las personalidades más significativas y prolíferas del siglo XX - Rudolf Steiner. Fue un filósofo austríaco, erudito literario, educador, artista, autor teatral, pensador social, arquitecto y ocultista. 

Su vida y su obra son tan fecundas y tan poco frecuentes, que ahondar en ellas significa entregarse a un estudio ilimitado ya que fue el fundador de la antroposofía (sabiduría del hombre) y, con ella, de distintos movimientos sociales y culturales en un amplio abanico de ámbitos, como las artes (euritmia y arquitectura), la agricultura (agricultura biodinámica), la medicina (medicina antroposófica), la terapia social (movimiento Camphill y terapia bibliográfica) y en la pedagogía (Escuelas Waldorf).
Steiner, doctor en Filosofía y Letras, nació en Austria (1861) y murió en Dornach, Suiza (1925). Estudió matemáticas, física y otros dominios de las ciencias y las artes. A partir de 1883 comienza a trabajar sobre los escritos científicos de Goethe, de cuya obra se convierte en uno de los mejores conocedores, de ahí parte la constitución de la prestigiosa Universidad Libre llamada Goetheanum, en Basilea, Suiza, donde ininterrumpidamente acuden estudiantes de todo el mundo a sus seminarios y talleres de distintas especialidades.
A partir de 1891, Steiner comienza a difundir sus propias ideas, él sostenía que el mundo espiritual es accesible al intelecto y que la capacidad espiritual innata del individuo ha sido durante largo tiempo reprimida por la devoción al materialismo. En su obra “La Filosofía de la Libertad -Fundamentos de una concepción moderna del mundo”, escrita en 1894, propone un camino por el cual los seres humanos pueden convertirse en seres libres espiritualmente. La base de esta filosofía se sustenta en el pensar intuitivo vivencial a nivel espiritual por el cual toda percepción adquiere realidad en el acto de conocer. 
Steiner intentó aplicar su formación en matemáticas, ciencia y filosofía, para producir presentaciones rigurosas y verificables de las experiencias. Al preguntarse ¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?, Rudolf asevera que: a través de disciplinas éticas y entrenamiento meditativo libremente escogidos, cualquier persona podía desarrollar la capacidad de experimentar el mundo espiritual, incluyendo la naturaleza superior de uno mismo y de otros. Él creía que tales disciplina y entrenamiento ayudarían a una persona a convertirse en un individuo libre, moral y creativo – libre en el sentido de ser capaz de acciones motivadas sólo por amor.
Steiner en la Alemania nazi realizó muchísimas conferencias promoviendo sus ideas sociales, ya que prohibieron las escuelas Waldorf, llegó a ser acusado por el propio Adolf Hitler en un periódico diciendo que Steiner era un instrumento de los judíos, e incluso nacionalistas extremistas en Alemania estaban llamando a la guerra contra Steiner. 
Creó el Goetheanum (dos edificios en Dornach, en Suiza, sede actual de la sociedad antroposófica), diseñado por él mismo y construido por voluntarios en plena primera Guerra Mundial (1914), como centro cultural. En la noche vieja de 1922/1923 el edificio fue incendiado a causa del nacionalismo nazi, de la construcción sólo se salvó la escultura que el propio Steiner creó, denominada “El representante de la humanidad” (donde plasmaba su visión del bien y el mal en el hombre). Inmediatamente tras el incendio, empezó a trabajar en el diseño de un segundo Goetheanum, completado en 1928, tres años después de su muerte.
Rudolf Steiner cultivó la poesía y el drama y otras técnicas artísticas y todas sus obras tienen un contenido espiritual acorde con su concepción del mundo. Escribió 53 poesías vinculadas a la espiritualidad de las personas en relación directa con las semanas del año, siguiendo el calendario de las principales fiestas cristianas. En sus construcciones teatrales resaltan sus argumentos: sus personajes se ven sometidos a diversas pruebas relacionadas con lo que Rudolf Steiner llamaba el camino de la iniciación.
Es así, amable lector, que bajo el vasto universo del movimiento creado por Steiner, se posibilitó al hombre moderno a encontrar una nueva concepción del mundo y de sí mismo, y desde ella desarrollarse en las más variadas disciplinas científicas, pedagógicas, artísticas y sociales que en la actualidad se encuentran en plena vigencia.

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conoSERbien; www.sabersinfin.com