sábado, 25 de noviembre de 2017

La Utopía: ¿a qué precio?


- La Historia Jamás Contada -

Entre las consecuencias prácticas de la falta de una CULTURA POLÍTICA en la población, aun la que cuenta con estudios universitarios, está la de apasionarse por aparentes alternativas que no son sino reediciones de algunos -¿ingenuos?- experimentos del pasado cuyos resultados –si hubo alguno- fueron precisamente en sentido contrario a las mejores expectativas de quienes al principio simpatizaron o incluso los apoyaron sustancialmente.

Abundan los ejemplos en la Historia y en el Mundo, algunos relativamente recientes, como aquí en nuestro país el conocido como Movimiento (neo)zapatista de Chiapas en 1994, que en cierto modo “pasó de noche” para los investigadores académicos profesionales. No así para los medios, que le dieron el “tratamiento especial” –a favor o en contra- para estos casos, llegando así a círculos y lugares sociales que nunca habría alcanzado por sí mismo, dado su localismo y contenido histórico-social específico.

Por eso llama la atención que el fenómeno haya despertado tan inesperado y desmedido entusiasmo entre gente que uno jamás sospecharía tuviera algún interés, así fuera remoto, en cuestiones etnopolíticas, ajena por completo al activismo indigenista y más bien apática y entregada a una cómoda existencia urbana convencional.

Como en 2002, durante su fase “marchista”, cuando otra amiga también psicóloga y estudiante de Filosofía -pero NO  Antropología, que explicaría cierto atractivo escolar por el asunto- me preguntó intempestivamente en su programa de radio, en el cual colaboraba: “¿Qué vas a hacer mañana en la tarde, mi Fer?”. “¿Mañana? Tengo clase de piano”, respondí. “¿No vas a ir a ver a los “zapatistas”?”. “No. ¿Qué les voy a ver?”, fue mi desconcertada respuesta esta vez.

Siguió una pequeña escaramuza al aire, tras la cual fuimos al corte. Ya en éste, ella, visiblemente escandalizada, prácticamente me increpó: “¡No sabía que fueras de Derecha!” Yo tampoco, pero ciertamente no soy bobo ni un ocioso que busca alguna actividad “respetable” (¿?) en qué entretenerse, con tal de matar el aburrimiento.

Esto de lo políticamente correcto rara vez es siquiera político, es decir, que incida o, cuando menos, indague sobre la estructura y distribución del Poder en una sociedad. Suele ser tan sólo un asunto de MODA: estar al día en el tema que esté sonando en el círculo que se frecuenta, en este caso, la intelectualidad “de Izquierda”, sin preocuparse demasiado por definir ésta o cómo se la reconoce, quedando finalmente en  situación de  "abajofirmantes”, como alguien ya lo condensó con exquisita ironía hace un buen tiempo.

Pero lo interesante es que existe un contenido político real  en este aparente montaje teatral de Preparatoria, aunque nada original, formalmente idéntico a tantos otros, urbanos y rurales -incluso en la misma zona-, esto es, la erección, en un territorio determinado, si no de una Ciudad perfecta, cuando menos de una dictadura moral –que también puede ser “perfecta”, con apariencia de democracia- de la que habrán de surgir el Hombre y la Mujer Nuevos: la UTOPÍA, ni más ni menos… Otra de tantas, pues desde proyectos cumplidos o imaginados hasta producciones literarias de este tipo, está repleta la Historia. Pienso, por ejemplo, en WALDEN DOS, de B.F. Skinner, el creador del Conductismo, pero el modelo bien pudo tomarse remontándose más atrás en el tiempo, tal vez hasta el mismísimo Sir Thomas Moore o incluso antes. También puede tratarse de la fusión de varios de ellos, etc.

Conforme me fui enterando de la forma en que el (neo)zapatismo tomaba cuerpo como una organización social funcional, comencé a formularme preguntas del tipo de: ¿Existe dentro del País o Territorio “Zapatista” la pluralidad religiosa? ¿Y qué hay de la DIVERSIDAD, tanto erótica como cultural en general? Es decir, ¿qué hay con todas esas “pequeñas” libertades modernas de que gozamos los sufridos habitantes de este imperfecto País mexicano, aún con toda la adversidad que nos agobia…?

Porque si el PRECIO para acceder a su supuesta Utopía es imitarlos…, no vale la pena pagarlo.


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: giteoriacritica.files.wordpress.com