lunes, 27 de noviembre de 2017

Aprender a aprender, la revolución invisible


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Al menos conceptualmente, ya existe una delimitación de la revolución informática, como  un periodo de avances tecnológicos, que abarca desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, y es equivalente a los cambios que propició en el mundo la revolución industrial en la década de 1820.


Las revoluciones, y particularmente las tecnológicas, contribuyen de manera sustancial al progreso. No hay duda. Pero más allá de la tecnología existe otra revolución, la invisible, la revolución que propicia la información, esa es la parte social del aprovechamiento de la tecnología.

La cantidad de información disponible es enorme y se multiplica exponencialmente cada día. Compartir ideas simultáneamente. Conocer opuestos puntos de vista.  Contrastar con hechos pasados. Futurizar lo porvenir. Abrevar de datos estadísticos. Develar documentos ocultos por mucho tiempo. Transversalizar el conocimiento con otras disciplinas.

Todo eso nos obliga a estar preparados para ese cambio. Así que lo primero que se necesita es aprender a aprender.

Jacques Delors (La educación encierra un tesoro, 1994)  a través de la  Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, mejor conocida como UNESCO, planteó "Los cuatro pilares de la educación": aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser. Detrás de todo ello subsiste la base general: aprender a aprender.

Aprender a aprender significa ser constructivo, despabilar la curiosidad, la investigación, la autodisiplina, aprender a resolver los problemas por uno mismo, inclusive construir la propia personalidad de una manera positiva.

Conocer y dominar los instrumentos mismos del saber es aprender a aprender. Sólo así podremos correctamente aprender a ser, para contribuir a nuestro propio desarrollo integral en responsabilidad individual, cuerpo, mente, inteligencia, sensibilidad y sentido estético, incluso espiritualidad. Aprender a convivir con los demás sin prejuicios y sin los enfrentamientos por ese motivo. Aprender a conocer para dominar los instrumentos del saber y aprender a hacer  para poner en práctica los conocimientos y construir cosas nuevas.

Cito al boliviano  Óscar Pacheco Ríos, quien escribió La Andragogía y la Etnomatemática, del cual no se tiene fecha de publicación, pero cuya enseñanza debiéramos poner con letras de oro en cada escuela: el propósito de la escuela debe ser guiar el aprender a aprender, sólo ahí se dará el verdadero aprendizaje.

Otra autora  Marta Liliana Iovanovich nos dice: “…aprender a leer la realidad, el yo interior y los otros para realizar cambios transformadores. Este proceso de 'aprender a aprender' permite la construcción en proceso del conocimiento, social e históricamente”.

En las revoluciones la rapiña llega a enriquecer a quienes la aprovechan. Por eso te digo que la única forma de enriquecerse en la revolución informativa es usar la rapiña: aprender a aprender.

Imagen: amorynoviazgo.wordpress.com

Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.